viernes, 19 de julio de 2013

Día después de la fiesta


Stephanie y Heena se fueron a las 5 de la mañana a coger un autobús para ir a Kolasin y black lake. A esa hora nos las cruzamos camino a la cama. Me dijeron que fuera con ellas pero sabía que no era buena idea tomar decisiones de ese calibre bajo la influencia de Rakija. Eimis se quedó a dormir en el sofá.

Nos levantamos a las 13.30 y le dije a Eimis si quería un tour guiado por la ciudad, que no era muy grande. Me dijo que sí y nos pusimos en marcha. Primera parada: comer comida típica, chevapi para ser más exactos.

Con mi salsa favorita Urnabest, hecha con picante y queso.

Después de recuperar fuerzas con el chevapi y una birra por el módico precio de 3.20€, fuimos a la colina Gorica. Eimis insistió en invitarme a un litro de cerveza, así que compramos dos (solamente venden botellas de dos litros). Subimos la colina y nos sentamos en unas sillas que encontramos a contemplar toda Podgorica. Le dije que ya había visto Podgorica, y en solo un vistazo. Brindamos por ello y allí nos quedamos charlando de un montón de sus historias de autostopista. Todas ellas muy interesantes, y el 99% de ellas buenas historias con buenas amistades y buenos recuerdos, pero es lo que tiene, también tiene sus peligros el viajar a dedo. 

A mitad de nuestra conversación llegó el propietario de las sillas, así que decidimos irnos de allí porque las rocas no eran tan cómodas. Sabía que por allí había un monumento, y también me dijo Darko que en ese día,13/07 fiesta nacional, el presidente del gobierno iría a ese monumento a rendir homenaje a las víctimas de la guerra. Nos hicimos ilusiones pensando que íbamos a conocer al presidente, pero cuando llegamos ya se había ido, y había solo un buen montón de flores recién puestas. Continuamos bajando la colina y hicimos una parada en un bar que hay por allí. El que comenté en el post del día de mi cumpleaños. Nos sentamos en un banco cercano y nos terminamos la cerveza escuchando chill out y hablando.

Nos pusimos en marcha para ir a Karver, el cafélibro que hay debajo de un puente
 Esta foto es de otro día, aunque no se vea bien, el puente está lleno de grafitis. Llegamos allí y estaba cerrado, una pena. Le llevé a Scaliné, un pub al aire libre a la orilla del río, que son unas escalinatas en las que hay muchas mesas y hacen conciertos todas las noches, pero hacía demasiado calor como para sentarse allí. Decidimos comprar pasta y verduras para cocinar y nos fuimos a casa. Cocinamos, charlamos y nos acostamos temprano porque al día siguiente íbamos, junto con Stephanie y Heena, de excursión a una playa llamada Ada Boena (o algo así).

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