domingo, 21 de julio de 2013

Ada Boena


La playa más larga de toda Europa (según dicen los de aquí, porque Eimis, el lituano, me dijo que en Lituania es todo playa de arena, nada de roca, así que hay un conflicto de intereses). Pagamos 10€ por la excursión. Nos soltó al principio de la playa y fuimos andando por la misma hasta llegar al río que separa Albania de Montenegro. Fueron 13 kilómetros que anduvimos mientras hacíamos paradas para refrescarnos o comer alguna mazorca de los muchos puestos que había. 

Lo más loco que vi en mucho tiempo fue un burro vestido con pantalones, camisa de lino y un sombrero. Estaba acompañado de un oso panda y de Spiderman. La gente pagaba dos euros por fotografiarse con ellos y le daban la foto al instante. No pude tomar fotos de aquello porque no tenía mi móvil en ese momento. Eimis las hizo y estoy a la espera de que me las pase. 

La playa era de arena fina, del estilo de las playas de Torrox. Podías caminar y caminar que el agua no te cubría por encima del ombligo. La mar estaba un poco agitada y durante el trayecto pudimos ver en la arena algunas medusas como mi cabeza. Por cierto, lo sabía pero no lo recordaba, medusa en inglés es "Jellyfish", literalmente pez gelatina. 

Seguimos caminando hasta llegar al río, sobre las 12, y allí pusimos nuestras cosas. Había un campo de volleyball y uno pequeño de fútbol. También sombrillas gratis. Pero nada de espetos ni chiringuitos de playa con el Migué y toda la familia de camareros gritando las comandas. Nada de pescaíto frito, nada de boquerones vitorianos... 

Pasamos el día bañándonos en el río (de hecho se puede decir que estuve en Albania) y en el mar, jugando al fútbol, volleyball y a las cartas. Les enseñé el continental y el caraculo. Les gustó bastante el caraculo, tanto que los demás venían a ver a qué jugábamos de todo lo que nos reíamos. Voy dejando la semilla española allí por donde paso, aquí nos tienen bastante aprecio y caemos bien, sobretodo a los serbios, ya que España no reconoce a Kosovo como país.

A las 7.30 recogimos nuestras cosas y nos pusimos rumbo al lugar donde nos iba a recoger el autobús porque, por supuesto, no íbamos a caminar otra vez los 13 kilómetros de la mañana. 

En el camino de vuelta, fuimos bordeando el río. Había un montón de casitas a la orilla del río, muchas de ellas tenían el cartel de se alquila, pero no apunté números ni pregunté precios porque tenía que haber muchos mosquitos de noche, incluso hasta caimanes. Me recordaba a las zonas de los everglades que salen en las películas en Florida. Llegamos al autobús, nos subimos y nos fuimos, no sin antes tomar esta foto.

Adiós Ada Boena



No hay comentarios:

Publicar un comentario